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Dado que la falta de financiación es una de las principales razones por las que estos edificios quedaron paralizados, encontrar nuevas fuentes de inversión es clave. Algunas alternativas incluyen la entrada de fondos especializados en activos inmobiliarios, acuerdos con cooperativas de vivienda que pueden asumir la finalización del proyecto, la financiación pública en casos de vivienda social o alquiler asequible, e incluso el crowdfunding inmobiliario, que permite a pequeños inversores participar en la reactivación del edificio.